La visión remota controlada (VRC) es una metodología de percepción a distancia que permite acceder a información sobre un objetivo sin contacto físico ni estímulos sensoriales directos. A diferencia de la intuición espontánea o la clarividencia natural, la VRC es un proceso estructurado y replicable, diseñado para minimizar la influencia de sesgos y maximizar la objetividad de la información obtenida.
Su desarrollo surge principalmente en la década de 1970, en investigaciones realizadas en Estados Unidos bajo proyectos de laboratorio y programas de inteligencia, donde se buscaba determinar si la mente humana podía percibir datos sin contacto directo con el objetivo.
Orígenes y referentes
La VRC se consolidó gracias a experimentos pioneros en el Stanford Research Institute (SRI). Entre sus principales referentes destacan:
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Ingo Swann: considerado uno de los fundadores de la metodología, definió los principios de percepción estructurada y la importancia de la concentración intencional.
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Russell Targ y Harold Puthoff: desarrollaron protocolos y realizaron estudios experimentales que documentaron la capacidad de obtener información a distancia bajo condiciones controladas.
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John Taylor y Jessica Utts: aportaron análisis estadísticos y metodológicos que ayudaron a evaluar la replicabilidad y consistencia de los resultados obtenidos en distintos ensayos.
Estos trabajos mostraron que, siguiendo un protocolo riguroso, la percepción remota podía generar información coherente y documentable, aunque siempre dentro de los límites de la experimentación controlada.
Principios fundamentales de la VRC
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Focalización intencional: el operador dirige su conciencia hacia un objetivo específico.
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Minimización de información externa: se evita cualquier dato previo que pueda influir o sesgar la percepción.
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Registro estructurado: las imágenes mentales, sensaciones y detalles contextuales se documentan cuidadosamente.
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Validación de resultados: siempre que es posible, se contrasta la información percibida con la realidad observable.
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Ética y respeto: la práctica se realiza con integridad, confidencialidad y responsabilidad hacia los objetivos estudiados.
Cómo funciona la VRC
Una sesión típica de VRC sigue un protocolo claro:
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Preparación mínima: el operador recibe solo un identificador básico del objetivo. Cuanta menos información externa, más pura es la percepción.
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Sesión de percepción: mediante concentración intencional y técnicas de enfoque, se registran imágenes, sensaciones y datos contextuales del objetivo.
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Análisis: la información percibida se organiza y documenta, destacando patrones, detalles objetivos y posibles interpretaciones verificables.
Aplicaciones de la VRC
Aunque inicialmente ligada a investigaciones militares y de inteligencia, la VRC ha evolucionado hacia aplicaciones civiles y académicas:
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Estudio de la conciencia y percepción humana: permite explorar cómo la mente puede acceder a información sin canales sensoriales convencionales.
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Investigación de fenómenos no ordinarios: analiza límites de la cognición, percepción y memoria a distancia.
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Proyectos experimentales y cualitativos: ofrece datos que pueden ser contrastados y evaluados en contextos controlados.
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Conclusión
La visión remota controlada es una herramienta estructurada y rigurosa para explorar la percepción más allá de los sentidos convencionales. Su valor reside en la disciplina metodológica, la objetividad del operador y la capacidad de documentar la información percibida de manera verificable. Aunque no garantiza resultados absolutos, la VRC abre una ventana fascinante para el estudio de la conciencia y los límites de la percepción humana.